Sanciones y sospechas han ensombrecido el primer año del Petro

Las incógnitas llovieron sin cesar sobre el Petro durante sus primeros 365 días. Ni siquiera la publicación de su Paper White (Libro Blanco) en enero, el documento que contiene toda su información, ni las declaraciones de los voceros gubernamentales terminaron por calmar este aluvión. Dudas sobre detalles técnicos, cómo comprarlo, qué bienes y servicios se pueden adquirir con él, en qué se basa su precio, han ensombrecido su primer año.

La principal apuesta del presidente Nicolás Maduro para captar divisas y lograr oxigenar la economía se ha diluido, además, por las sanciones del Gobierno de Estados Unidos, decretadas por Donald Trump, el pasado 9 de marzo, las cuales prohíben las transacciones con este instrumento.

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Aún sin haber visto luz en las calles, casas de cambios y comercios, el Petro ya funciona como unidad de cuenta, medio de pago, anclaje del bolívar y de los sueldos.

No solo eso, también el Gobierno lo ha impulsado como un instrumento de ahorro junto con la venta de oro. Es decir, funciona para todo pero en ningún lugar lo aceptan todavía y el único sitio donde se puede adquirir es en la página www.petro.com.ve con criptos, divisas o bolívares.

Hasta los momentos, el Ejecutivo nacional en varias oportunidades ha intentado sacar al ruedo su criptoactivo, ofreciendo, incluso, una preventa en febrero de 38,4 millones de unidades (de 100 millones en total) con descuentos de hasta 30% y con lo cual aseguró se recaudaron 3.338 millones de dólares.

Aunque los analistas coinciden que su creación representa una “innovación” tecnológica pionera en el mundo, puntualizan que los principales problemas de esta criptomoneda son la poca claridad sobre su utilidad y su limitado mercado secundario. Solo hasta el 20 de noviembre, su plataforma online había alcanzado 1.618 bloques o transacciones.

José Ignacio Guarino, profesor universitario y analista financiero, señaló que la única posibilidad de que moneda digital avance es que exista un mercado formado por empresas, establecimientos y proveedores que quieran comercializar con ella.

“El petro lo consideran algunos como un instrumento tóxico porque no tienen con quién intercambiarlo y por eso no lo aceptan (…) Actualmente, existen proveedores internacionales que acepten pagos en criptomonedas en Brasil, en Estados Unidos, pero no reciben petros por la misma razón, porque no tiene mercado secundario debido a la sanción de los Estados Unidos”, apuntó.

“La tarea es llevarlo a lo más sencillo, si le pagas las utilidades a alguien con petros, ¿qué hace con ellos? ¿Por cuáles bienes y servicios los puede intercambiar?, ¿se los van a aceptar para comprar comida?”, cuestionó.

Ángel Salazar, creador de la criptomoneda Onix Coin, por su parte, se refirió a las casas de cambio internacionales aún no operativas y prometidas por el Ejecutivo para transar todo tipo de criptodivisas venezolanas.

“Estas casas van a permitir que se construya un mercado. Por los momentos, solo se puede comprar petros a través de un certificado de ahorro que te depositan en tu carnet de la patria, más no es el activo como tal”, criticó.

Aarón Olmos, economista e investigador universitario, también ve urgente la conformación de un mercado tanto interno como externo. “Si no tienes a dónde orientar este elemento criptográfico, no va a llegar a ningún lugar y esa es la principal amenaza que tiene y puede convertirse en un elemento accesorio, el cual, en definitiva, dependa de los dólares”, alertó. Tampoco descartó que el Gobierno intente crear un mercado de forma forzosa.

Un movimiento en este sentido se apreció en la XIII Feria Internacional de Turismo de Venezuela (Fitven), celebrada en La Carlota, hace una semana, donde los asistentes solo podían comprar determinados productos, como teléfonos o automóviles, con petros que se adquirían en el sitio.

Otro punto confuso es el valor de cada petro. De acuerdo con el Libro Blanco, el precio se basa en la canasta de commodities que lo respaldan, es decir, petróleo, oro, diamante, gas y coltán; sin embargo, el presidente de la Asociación Nacional de Criptomonedas, José Ángel Álvarez, anunció el 20 de noviembre que el valor había pasado de Bs.S.3.800 a Bs.S.4.362, a pesar de una caída del precio del crudo a lo largo del año de $60 a $50.

Además, una semana después, el presidente Maduro oficializó otro aumento de la moneda digital a Bs.S.9.000.

“La decisión de aumentar el valor del Petro sin que la oferta y demanda lo indiquen, ya te invalida la lógica que hay detrás de la criptomonedas”, subrayó Olmos.

Para Guarino, la falta de transparencia y de acceso a los libros de órdenes impide ver a qué precio se transan las unidades y conocer cuál es la formación del valor final, una información esencial para las transacciones de divisas o criptos.

En contraparte, Salazar de Onix Coin defiende la decisión de atar el precio de la moneda al valor subyacente del petróleo y otros recursos para así reducir su volatilidad, lo cual se ve reflejado en el Bitcoin y su reducción de 80% de su valor en un año, según los datos publicados por Chainalysis.

Recordó que no solo debe considerar el precio del crudo, sino el del oro, diamante y coltán.

El tema de la opacidad también preocupa a los especialistas debido a que afecta la confianza en el instrumento y la formación de un mercado.

El Petro y las demás criptos venezolanas están bajo la supervisión de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y no le rinden cuentas al Banco Central de Venezuela, la principal institución monetaria del país, ni pasan por la contraloría de otro organismo financiero.

“Su relación con las políticas públicas no queda clara por ningún lado, estás afectando al Banco Central, las finanzas públicas, el sistema financiero nacional y no hay legislación que te explique de qué manera se va a vender tokens digitales en divisas para obtener un dinero que va a llegar a una tesorería digital y sobre el cual no se conoce cuál será el destino final”, cuestionó Olmos.

Los expertos reconocieron que el Petro marcó desde el 3 de diciembre de 2017 el inicio de las actividades de criptos y minería digital en el país, lo cual ayuda a dinamizar una economía en recesión y golpeada por la hipertinflación.

Sin embargo, proyectan que si el Ejecutivo no dialoga para que se levanten las sanciones internacionales y calma la lluvia de interrogantes alrededor de su criptoactivo, el proyecto no tendrá mayor alcance en 2019 y seguirá sin alzar vuelo totalmente.

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