Cientos de migrantes trataron de saltar la valla fronteriza

Cientos de centroamericanos de la caravana migrante intentaban este domingo en Tijuana saltar la valla fronteriza que separa a México y Estados Unidos en medio de empujones y con mujeres que llevaban incluso a sus niños, sin que la policía local pudiera contener a la multitud.

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Al menos 500 migrantes que participaban en una manifestación desde el albergue en el que están unos 5.000 centroamericanos se separaron de la marcha y se lanzaron, sin éxito, hacia la línea fronteriza de Estados Unidos.

“¿Ya estamos en Estados Unidos?”, preguntaron con desesperación migrantes mientras esperaban cruzar la doble valla fronteriza que separa la ciudad mexicana de Tijuana de la estadounidense San Diego.

Un equipo de la AFP constató que un grupo numeroso consiguió cruzar hasta un primero muro y trataron de cruzar el segundo, cubierto con púas, para lanzarse a Estados Unidos, donde agentes de la patrulla fronteriza se movilizaban.
Los guardias estadounidenses empezaron a lanzar gases lacrimógenos a los migrantes que trataban de ingresar a Estados Unidos.

La multitud trataba de protegerse de los gases cubriéndose el rostro mientras que las madres auxiliaban a los niños.

La muchedumbre se arremolinaba sobre la línea fronteriza, empujándose entre ellos, en medio de gritos y llantos de los niños

Los migrantes gritaban que sólo querían pasar para tener una mejor vida y trabajar alentados por los gritos de vecinos de barrios empobrecidos de Tijuana.
Helicópteros estadounidenses sobrevolaban cerca de la frontera, controlando los intentos de cruzar de los migrantes.

MÉXICO DEPORTARÁ A MIGRANTES

México deportará a los migrantes que ayer intentaron cruzar el muro con Estados Unidos por varios puntos de Tijuana, en una serie de actos que llevaron a que la policía estadounidense les lanzara gas lacrimógenos, sin que hasta el momento se reporten heridos o víctimas fatales.

“El Instituto Nacional de Migración (INM) va a actuar y proceder a la deportación inmediata de personas” que participaron en estos altercados, dijo hoy en entrevista con Milenio TV Alfonso Navarrete, titular de la Secretaría de Gobernación (Segob).

De acuerdo con el ministro, un grupo reducido de alborotadores llevó a varios contingentes, en las ciudades de Tijuana y de Mexicali, en Baja California, a separarse de un grupo de varios centenares que este domingo se dirigía pacíficamente a la garita de El Chaparral, en la frontera de Tijuana con San Ysidro (Estados Unidos).

En grupos pequeños, decenas de migrantes de la caravana se desviaron de la ruta prevista, burlaron un cerco policial y trataron de trepar el muro fronterizo por varios puntos, siendo repelidos por la policía fronteriza estadounidense con gas lacrimógeno.

“A las gentes que hemos identificado como personas violentas que rompieron el orden legal mexicano se procederá, conforme a la ley y a la Constitución, respetando todo derecho que tengan” pero con “firmeza”, puntualizó Navarrete, que lamentó que estos “provocadores” convencieran a mujeres y niños migrantes a participar en los sucesos.

Explicó que en un principio la marcha en Tijuana de los migrantes tenía que suponer un “acto ordenado” y convenido con el gobierno del vecino del norte, donde buscan pedir asilo.

Pero algunos grupos actuaron “de forma violenta e intempestiva”, lo que llevó a la patrulla fronteriza de Estados Unidos a usar gas lacrimógeno.

“Tenemos certeza de que no hay una sola persona herida por arma de fuego”, indicó el secretario, que señalo que están en comunicación con Estados Unidos, país que ante “un intento violento (de los migrantes) dio una repuesta muy agresiva”.

Navarrete aseguró que buena parte de los migrantes ya se han replegado y muchos de ellos habían regresado al albergue que los acoge en Tijuana.

Ante estos sucesos, buscarán reforzar varios puntos fronterizos con mayor presencia de fuerzas de seguridad federal, agregó.

DESESPERADOS

Por la mañana, en el albergue donde se encuentran unos 5.000 centroamericanos en condiciones de hacinamiento, mientras unos hacían enormes filas parar recibir un desayuno, otros se preparaban para protagonizar otra marcha hacia el puente fronterizo El Chaparral, luego de que el pasado jueves hicieran lo mismo mientras desde Estados Unidos se realizaba un ejercicio de seguridad en el que se utilizaron incluso gases lacrimógenos.

Los migrantes improvisaron pancartas con mantas en las que dibujaron las banderas de México, Honduras y Estados Unidos, otros escribieron lemas como “#Todos somos hermanos”, “Gracias México por albergar a nuestros hijos”, “Trump no somos tus enemigos”.

Helicópteros estadounidenses seguían desde el cielo los movimientos del albergue, localizado muy cerca de la valla que separa a Tijuana de San Diego, California.

Esta estrecha vigilancia es parte del dispositivo de seguridad ordenado por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien acusa a los centroamericanos de pretender invadir Estados Unidos luego de cruzar México en una gigantesca caravana.

La paciencia de los centroamericanos, en su gran mayoría hondureños, llega a su límite al darse cuenta de que podrían pasar meses para que puedan cruzar la frontera para solicitar refugio, con el argumento, principalmente, de que huyen de la pobreza y la violencia en sus países.

PRESIONES DESDE EEUU

A medida que se acentúan las tensiones en Tijuana, desde Estados Unidos Trump presiona a México para que acepte que los centroamericanos permanezcan en su territorio a la espera de que se resuelva su solicitud de refugio.

El diario The Washington Post publicó el sábado que Estados Unidos y el próximo gobierno mexicano, que será encabezado por el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, se encaminan a un acuerdo sobre este tema.

Olga Sánchez Cordero, actual senadora y futura ministra de Gobernación (Interior) y quien era citada por el diario estadounidense para confirmar el acuerdo, precisó en un comunicado que aún no se ha cerrado pacto alguno, que el nuevo gobierno asume el 1 de diciembre y que tienen una política de “brazos abiertos” con los migrantes, con especial acento en la protección de los derechos humanos.

Una de las exigencias de Trump es que México se convierta en “tercer país seguro” que albergue a los aspirantes al refugio en Estados Unidos a la espera de que se les resuelva su petición.

Sánchez Cordero adelantó que el futuro gobierno de México no aceptará hacer de “tercer país seguro”, si bien The Washington Post aseguró que la senadora admitió que esa sería una “solución de corto plazo”.

La noche del sábado, Trump lanzó en Twitter dos mensajes en los que reitera que los “migrantes en la frontera sur no tendrán permitido entrar a Estados Unidos hasta que sus pedidos sean aprobados de manera individual en la corte” y que “todos permanecerán en México”.

El mandatario amagó nuevamente con cerrar los más de 3.200 kilómetros de su frontera sur y este domingo sostenía en otro mensaje que sería “INTELIGENTE” que México detuviera a los migrantes antes de que entren en su territorio. Sobre estos amagos de Trump, el senador republicano Joni Ernst dijo a la cadena CNN que prefieren “mantener abierta” la frontera y que ve estas presiones de Trump como una “estrategia de presión”.

“Estamos viendo resultados. México (…) ahora está diciendo que mantendrán a los solicitantes de asilo en México hasta que solucionen su situación”, añadió.

AFP | EFE