Marruecos presenta su tren de alta velocidad como motor económico

El tren de alta velocidad marroquí (TGV, siglas en francés) que fue inaugurado ayer por el rey Mohamed VI y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha sido presentado hoy como un motor que ayudará al desarrollo económico del país entero.

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Imagen cortesía

En un viaje promocional para los periodistas entre Rabat y Tánger -ya que la línea no está aún operativa-, el director de la Oficina Nacional del Ferrocarril, Mohamed Rabei al Lakhlii, rebatió la extendida idea de que el tren se ha hecho en detrimento de otras prioridades más urgentes, como la construcción de escuelas y hospitales.

El tren, que une Tánger con Casablanca (unos 340 kilómetros), discurre durante 200 kilómetros (de Tánger a Kenitra) a una velocidad media de 320 kilómetros por hora, lo que permite reducir el viaje entre Tánger y Rabat a solo una hora y quince minutos, contra las tres horas y media actuales, según pudo constatar Efe.

Para Lkhlii, este ahorro de tiempo va a permitir ganar tiempo en todas las líneas férreas, principalmente las regiones de Fez (este de Rabat) y Marrakech (sur), y sobre todo va a unir en solo 50 minutos la pujante zona económica de Tánger con la nueva zona industrial de Kenitra, donde Peugeot está a punto de inaugurar una nueva planta.

Pero además, la construcción del tren ha permitido la emergencia de una nueva clase de técnicos marroquíes y la creación de un Instituto de Formación Ferroviaria que actualmente da capacitación incluso a técnicos franceses del ferrocarril.

El bajo coste de la mano de obra marroquí y el hecho de haberse incorporado a la alta velocidad con la última tecnología disponible permite al TGV marroquí ser “uno de los más competitivos del mundo en su relación coste/kilómetro, mucho más barato que en el TGV europeo”, dijo el directivo.

Por otra parte, Lkhlii resolvió una de las grandes dudas que quedaban sobre el precio de los billetes: “No va a ser un tren para los ricos”, insistió, y presentó a continuación una compleja horquilla de precios que están en todo caso muy por debajo de los precios practicados en Europa.

Los precios dependerán de la antelación de la compra, la hora del viaje, la clase del tren (hay dos) y la existencia o no de promociones (para estudiantes, jubilados o grupos, por ejemplo), pero el viaje en segunda clase entre Rabat y Tánger no supera en ningún caso los 15 euros por trayecto.

Y pese a estos precios, Lkhlii defendió que el TGV marroquí no será deficitario para el Estado y que tendrá “un margen de beneficios similar al europeo”.

El directivo de la ONCF explicó también cuáles serán las frecuencias de trenes veloces (hasta uno por hora en horas punta), pero no desveló cuál será la fecha oficial para su entrada en servicio para el público general.

Con el TGV, Marruecos cumple uno de sus sueños de modernidad, al ser un gran proyecto que lo emparenta con las naciones más avanzadas (sólo 18 países del mundo tienen líneas de alta velocidad, de más de 200 km/hora, dijo Lkhlii), junto con el gran puerto de TangerMed, en el Estrecho de Gibraltar, y el megacomplejo solar de Uarzazate.

EFE