Amazon reparte su disputada nueva sede entre Nueva York y Virginia

El proceso de selección de la segunda sede corporativa de Amazon ha finalizado, tras explorar durante un año decenas de alternativas. En realidad no habrá una ciudad que albergue su segunda sede mundial, sino dos. Long Island City, en el barrio neoyorquino de Queens, y Crystal City, en los suburbios de Washington, al norte de Virginia, son los lugares elegidos para ese segundo cuartel general. Allí se crearán miles de puestos de trabajo y se realizarán inversiones por parte del gigante del comercio electrónico. Jeff Bezos, fundador de la empresa, ha considerado que es mejor distribuir los recursos por igual entre estas dos localizaciones.

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La tecnológica ya ha hecho oficiales sus planes. Fueron adelantados por The Wall Street Journal y ampliados después por varios medios. Financial Times también publica que dos fuentes cercanas a la compañía le han confirmado la elección de las dos ciudades. “Estas dos nuevas localizaciones nos permitirán atraer talento de clase mundial que nos ayudará a seguir invirtiendo en nuestros consumidores durante los próximos años”, ha indicado en un comunicado Bezos. La empresa ha aprovechado para anunciar también que abrirá un centro de operaciones para la costa este de Estados Unidos en Nashville (Tennessee). Allí, la compañía espera crear cerca de 5.000 nuevos puestos de trabajo.

La inversión del doble proyecto de Nueva York-Washington está estimada en 5.000 millones de dólares y generará 50.000 empleos. Amazon está creciendo tan rápido, que su sede original en Seattle se quedó literalmente pequeña. La lista corta para seleccionar un segundo cuartel general incluía 20 ciudades de un total de 238 candidaturas, que incluían Dallas y Austin (Texas), Newark (Nueva Jersey), Atlanta (Georgia), Denver (Arizona), Chicago (Illinois) y Toronto (Canadá). Bezos ya dijo que la decisión final la tomaría siguiendo su instinto, aunque se iban a analizar una masa de datos para sostenerla.

Nueva York y Virginia

La sede corporativa de Amazon en Seattle se convirtió durante las últimas dos décadas en el epicentro social de la ciudad. Allí emplea a unas 40.000 personas. Se espera que pase lo mismo con las dos nuevas localizaciones. La de Nueva York estará muy cerca del nuevo campus tecnológico de la Universidad de Cornell, que abrió el año pasado en Roosevelt Island. Manhattan está justo al otro lado del puente Queensboro y hay acceso a múltiples líneas de metro.

Crystal City, por su parte, es un vecindario que forma parte de Arlington. Es una zona residencial y de negocios, estratégicamente situada al sur de la capital de Estados Unidos. Amazon cuenta con varias granjas de servidores en el norte de Virginia, que alimentan su ingente infraestructura de gestión de datos, y está compitiendo por hacerse con un contrato del Departamento de Defensa estimado en 10.000 millones.

Google también apuesta por Nueva York

Google también está dando pasos para duplicar su plantilla en Nueva York. La tecnológica de Mountain View tiene actualmente su sede en el barrio de Chelsea. Ahí acaba de comprar también por 2.400 millones el icónico edificio de las galletas Oreo, y en marzo anunció el alquiler del embarcadero 57, justo al lado. Ahora está negociando hacerse con otro espacio de oficinas en un nuevo edificio en el West Village, en la propiedad conocida como St. Jones Terminal.

La filial de Alphabet contará así con cerca de 20.000 empleados en la isla de Manhattan cuando se complete el proyecto en 2020, con lo que se acercará a la plantilla de Amazon en su futura sede neoyorquina. Estas maniobras confirman el interés de estas compañías por estar presentes en otras grandes ciudades donde pueden encontrar el talento que necesitan para seguir innovando.

Incentivos por parte de las ciudades

Estás corporaciones están aprovechando el interés de los dirigentes locales por atraerlas, que les ofrecen generosos incentivos pese a que sus cuentas rebosan de efectivo. La batalla entre las ciudades que pujaron por acoger a Amazon fue feroz. El frenesí llegó hasta el extremo de que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, llegó a decir durante la campaña electoral que está dispuesto a cambiar su nombre a Amazon Cuomo si conseguía convencer a Jeff Bezos.

Finalmente, el Estado de Nueva York dará a Amazon un crédito fiscal de hasta 1.200 millones de dólares que se irá desembolsando según los puestos de trabajo creados, así como otros descuentos por el espacio de sus instalaciones. El Estado de Virginia, en el que está la ciudad de Arlington, también bonificará con hasta 22.000 dólares (19.493 euros) cada empleo e incluso el Estado de Tennessee, donde irá el centro más pequeño de las tres, subvencionará con 13.000 dólares cada nuevo puesto de trabajo en Nashville durante los próximos siete años, entre otros incentivos fiscales.

Riegos por saturación y precios más altos

Los políticos ven a las tecnológicas como una oportunidad para reforzar la economía local, con empleados de alta cualificación y muy bien remunerados. El alcalde Michael Bloomberg apostó fuerte con el desarrollo de la industria tecnológica en la ciudad. Joe Parrilla, experto en desarrollo urbano en Brookings Institutions, advierte sin embargo de que este auge de prosperidad puede elevar la desigualdad, acelerar la gentrificación y hacer daño a los vecinos más vulnerables.

Long Island City es ya el barrio que más rápido se está expandiendo en el área metropolitana de Nueva York, donde se levantaron durante la última décadas nuevos rascacielos. El hecho de que Amazon opte por dividir su apuesta en dos sedes podría limitar el impacto negativo de su desembarco en la ciudad, o, al menos, controlar mejor su poder. Por eso, considera que en estos casos las autoridades deben establecer mecanismos que permitan conectar a las compañías con las comunidades locales.

EP