Actualmente, con los datos de 2016 en la mano, España es el cuarto país del mundo con mayor esperanza de vida: la longevidad media se sitúa en 82,9 años. Un puesto en la élite de la salud global que no solo no perderemos en los próximos años, sino que incluso mejoraremos sustancialmente. Porque un estudio exhaustivo publicado en la revista británico The Lancet aúpa a nuestro país a la primera posición en 2040, por delante incluso de Japón, la tradicional superpotencia en este parámetro.
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Tras analizar las estadísticas de fallecimientos y la evolución de 250 causas de muerte en 195 países entre 1990 y 2016, los investigadores han hecho dos proyecciones para dentro de dos décadas: una pesimista y otras optimista. En el caso español, el peor escenario registraría un aumento de 0,8 años en la esperanza de vida, y el mejor, 4,5. El incremento promediado se quedaría en 2,8 años, lo cual quiere decir que la longevidad media más probable según estos cálculos será de 85,8, una décima por encima de Japón.
Además de España, otros países que mejorarán significativamente sus perspectivas son Siria, China, Nigeria e Indonesia. Y entre los que caen en la clasificación, algunos lugares que no sorprenden, como Palestina, pero también Canadá, Noruega, Taiwán, Bélgica y Holanda. Un caso llamativo es el de Estados Unidos, actualmente en el 43º puesto de la tabla con 78,7 años de esperanza de vida media, que sumará solo 1,1 años a esta expectativa y desciende hasta la 64ª posición.
El top ten de 2040 quedaría así, por este orden: España, Japón, Singapur, Suiza, Portugal, Italia, Israel, Francia, Luxemburgo y Australia, mientras que los farolillos rojos, los lugares donde la población moriría más joven de media, serían Lesotho, Swazilandia, República Centroafricana y Sudáfrica.
“Las desigualdades seguirán siendo grandes. En un número sustancial de países, demasiadas personas continuarán teniendo ingresos muy bajos y poca educación. Pero podrían progresar más rápido si enfrentan los principales riesgos, especialmente el tabaquismo y la mala alimentación”, explica Christopher Murray, director del Instituto de Métrica y Evaluación de Salud (IHME), de la Universidad de Washington.
La sombra de las enfermedades crónicas
Kyle Foreman, también del IHME y autor principal del nuevo informe, indica que los seis factores que más abocan a los fallecimientos prematuros son la hipertensión, la obesidad, el exceso de azúcar en la sangre, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la contaminación. Su trabajo apunta a que en las próximas décadas se incrementarán los fallecimientos por enfermedades no contagiosas, como la diabetes, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), los trastornos renales crónicos, el cáncer de pulmón y, en general, las dolencias vinculadas a la obesidad.
En lo que se refiere a nuestro país, las cinco principales causas de muerte prematura fueron en 2016 la cardiopatía isquémica, el alzhéimer, el cáncer de pulmón, el accidente cerebrovascular y el EPOC, mientras que en 2040 probablemente, y en línea con el envejecimiento de la población, sean el alzhéimer, la cardiopatía isquémica, el cáncer de pulmón, el EPOC y el cáncer de colon y recto.
Más información: Kyle J Foreman, Neal Marquez y otros. “Forecasting life expectancy, years of life lost, and all-cause and cause-specific mortality for 250 causes of death: reference and alternative scenarios for 2016-40 for 195 countries and territories”. The Lancet (octubre de 2018).
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