La justicia francesa decide si se puede usar la eñe en los nombres propios

¿Es compatible la eñe con el registro civil francés? El tribunal de apelación de Rennes, en el noroeste de Francia, decidirá el lunes si esta letra puede utilizarse en los nombres bretones o vascos.  

El pequeño Fañch, diminituvo de François en bretón, ya es famoso en Bretaña aunque aún no ha cumplido un año y medio. El registro civil francés borró la tilde en su nombre, y el caso no solo llamó la atención de la prensa local, sino también de los medios españoles. 

Después de su nacimiento, el 11 de mayo de 2017, un empleado del registro civil de Quimper se negó a aceptar la ortografía bretona del nombre, antes de que la teniente de alcalde de la localidad, Isabelle Le Bal, diera su visto bueno a la virgulilla.

La fiscalía decidió entonces llevar el caso ante un tribunal al considerar que no se respetaba la lengua francesa.

El veredicto llegó el 13 de septiembre de 2017. Autorizar la eñe significaría “romper la voluntad de nuestro Estado de derecho de mantener la unidad del país y la igualdad sin distinción de origen”, dictaminó el tribunal de Quimper recurriendo, entre otras cosas, a una ley del 20 de julio de 1794, durante la Revolución Francesa, que establecía el francés como único idioma de la administración.

El tribunal también citó una circular ministerial de 2014, en la que se estableció una lista limitada de 16 signos ortográficos que se pueden utilizar en el registro civil.

– “Grotesco”-

El caso ha movilizado a la clase política bretona. A finales de 2017, la región de Bretaña y el departamento de Finisterre votaron por unanimidad reclamar la autorización de la eñe. Y el parlamentario Paul Molac, del partido presidencial La República en Marcha, y unos 20 diputados de la mayoría gobernante pidieron sin éxito la intervención de la ministra de Justicia.

“Creo que es algo ideológico, es nacionalismo lingüístico”, considera Molac.

Algunos han recordado que la eñe aparecía en la ordenanza real de Villers-Cotterêts, publicada en 1539, que impuso el francés en los actos oficiales del reino.

La familia de Fañch recibe el apoyo de la asociación Skoazell Vreizh (Socorro Bretón), que paga sus gastos judiciales gracias a donaciones, y del presidente del colegio de abogados de Nantes, Jean-René Kerloc’h, que considera este asunto como una cuestión de “discriminación”.

“Numerosos actos del Estado francés muestran nombramientos con una tilde”, señala.

Fue el caso, por ejemplo, del decreto de promoción de Laurent Nuñez, actual jefe de la Dirección General de la Seguridad Interna (DGSI), al rango de oficial de la Orden Nacional del Mérito, el 15 de mayo de 2015.

“Algunos tienen derecho a tener nombres con una tilde otros no. Es una aberración, es grotesco”, afirma Kerloc’h.

Después del juicio en primera instancia por Fañch, la fiscalía de Rennes había decidido prohibir el apóstrofo en otro nombre bretón, Derc’hen, en enero de 2018, citando la circular de 2014.

Pero en esa ocasión la fiscalía tuvo que dar marcha atrás, con el acuerdo del ministerio de Justicia, quizás porque muchos apellidos bretones ya tienen un apóstrofo, como Guivarc’h o Le Cléac’h.

¿Pasará lo mismo con la eñe? El caso interesa en País Vasco y en la Cataluña francesa, donde ese signo ortográfico aparece en muchos nombres.

AFP