Los habitantes de la calle Soublette, ubicada en la zona sur del centro de la ciudad de La Victoria, municipio Ribas, exigen a los funcionarios de Corpoelec que mejoren el alumbrado público de la localidad, pues al parecer, la falta de iluminación ha acentuado las actividades delictivas en la zona.
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Los denunciantes indicaron que luego de que cae el sol, se les hace imposible salir de sus residencias, debido a que la calle parece «la propia boca de lobo», sin bombillos que la ilumine, lo que crea nerviosismo entre los vecinos.
Yolanda Piña, residente de la calle desde hace 30 años, manifestó ha «evitado últimamente caminar después de las 6:00 de la tarde, los postes no tienen bombillos o están todos quemados, sinceramente es una oscuridad que no se aguanta. Uno debe andar con el Jesús en la boca, cuando por alguna razón le toca salir o regresar cuando aún es de noche».
Igualmente aseveró que algunos vecinos han sido víctimas de la delincuencia, a raíz de este inconveniente. «En estos días robaron aquí en la esquina a un señor que parece venía llegando de su trabajo, eso da miedo porque imagínate que malogren a uno por no cargar nada de valor encima. Es que se esconden en cualquier lugar y pasan desapercibidos los pillos, quienes cuando no consiguen a quien robar, toman las partes de los vehículos que se encuentran afuera de las viviendas».
Por su parte, Tulio Aponte agregó, «necesitamos mayor presencia policial, estoy seguro que si hacen un patrullaje constante por todas las calles aledañas vamos a tener resultados positivos. Los ladrones al saber que los policías pasan a cada rato, se cohíben en hacer sus marramuncias». Asimismo, apoyó el comentario de la vecina, acotando que tienen tiempo solicitando el alumbrado para la calle, pero hasta los momentos no han visto ningún abordaje.
Los afectados hacen un llamado a las autoridades municipales y de la empresa del Estado, Corpoelec, a que se vengan a la zona y verifiquen que es lo que pasa con las luminarias, a fin de que solventen esta dificultad que no les permite tener un nivel de vida tranquilo.
DANIEL MELLADO | elsiglo