Elecciones legislativas en Suecia con la extrema derecha dispuesta a avanzar

Suecia celebra este domingo unas elecciones legislativas en las que se prevé que la extrema derecha logre unos resultados históricos y que los votantes descontentos con la inmigración castiguen a uno de los últimos gobiernos de izquierda del continente.

Según los sondeos, el partido de los Demócratas de Suecia (SD), que al igual que la extrema derecha de Alternativa para Alemania denuncian la llegada de cientos de miles de solicitantes de asilo como una amenaza «cultural», obtendrá entre 16 y 25% de los votos.

Entre tanto, las formaciones tradicionales suecas, los socialdemócratas y el Partido Moderado (conservadores), sumarían alrededor de 40% de los sufragios, un descenso de más de 10 puntos porcentuales respecto a las legislativas de 2014.

La inédita posición de la extrema derecha y el debilitamiento de los partidos tradicionalmente dominantes hacen que sea imposible determinar quién será el próximo primer ministro.

Los candidatos de las ocho formaciones en liza recorrieron los estudios de televisión hasta el último momento para convencer al 20% de los 7,5 millones de electores aún indeciso.

«Todavía dudo entre los Moderados y el SD. Este está bastante cerca de los Moderados pero ellos son algo más claros sobre lo que quieren. Van directos al objetivo», reconocía a la AFP Elias, de 18 años.

Suecia

– «Fuerzas del odio» –

El primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven, presenta estas legislativas como un «referéndum para el Estado providencia», mientras que la extrema derecha los convirtió en un plebiscito contra su política de inmigración y de integración.

Solo en 2015, Suecia registró 160.000 solicitudes, la mayor proporción en Europa respecto al número de habitantes.

En la víspera de los comicios, Löfven denunció las «fuerzas del odio» e instó a los electores a quedarse «en el lado bueno de la historia». El líder de los conservadores, Ulf Kristersson, llamó por su parte a «una cooperación más allá de las líneas partidarias para aislar a las fuerzas» que defienden «el repliegue».

Desde el sur de Suecia, donde la extrema derecha tiene sus bastiones, el presidente de SD, Jimmie Åkesson, les respondió.

«Ahora estamos en competición frente a los socialdemócratas y a los Moderados para convertirnos en el primer partido del país», aseguró.

Los colegios electorales abren a las 8H00 (6H00 GMT) y cierran a las 20H00.

Suecia

– «Pacto con el diablo» –

Ni el bloque saliente ni la oposición «burguesa» están en posición de obtener más del 50% de los 349 escaños en juego en el Riksdag, por lo que se necesitarán días o incluso semanas de negociaciones para alcanzar una mayoría o la menos débil de las alianzas en minoría.

Se trata de una tendencia europea, «donde los partidos que llevan décadas en el gobierno pierden sus bases y el paisaje político está más fragmentado», analiza David Ahlin, director de estudios de opinión del instituto IPSOS en Suecia.

Stefan Löfven logró mantener su gobierno minoritario hasta el final a base de alcanzar compromisos con la derecha, sobre todo en materia de política energética.

Pero la oposición está determinada a sacarlo del poder, aunque eso dinamite el cordón de seguridad que hasta ahora evita que los Demócratas de Suecia tengan una influencia política directa.

La estrategia puede ser arriesgada y tanto centristas como liberales han asegurado su rechazo a un pacto con «el diablo», como se describe el propio líder de los Demócratas de Suecia.

La noche del sábado, en un mitin en la capital, Jimmie Åkesson lanzó un ultimátum al jefe de los Moderados: «Kristersson tiene 24 horas para responder a la pregunta: ¿Está dispuesto a cooperar conmigo o con Stefan Löfven?».

La presidenta del Centro, defensora de una política migratoria «humana», reaccionó con vehemencia la noche del viernes durante un debate televisado a las declaraciones del dirigente nacionalista, quien afirmó que a los extranjeros les cuesta encontrar trabajo porque «no son suecos y no están adaptados a Suecia».

«¡Cómo puedes expresarte de esta forma!», lanzó Annie Lööf mientras golpeaba su mesa. Un incidente poco habitual en Suecia que desencadenó una tormenta mediática.

AFP