El amenazante lago ha consumido grandes hectáreas de terreno

El lago Los Tacarigua como bien es conocido, se está adueñando paso a paso, poco a poco, de varias extensiones de terreno en los estados Aragua y Carabobo, ocasionando el desalojo masivo de muchísimas personas.

Vale acotar que esta problemática tuvo su punto álgido, algunos años atrás cuando comenzó a tener ciertas averías el sistema de muros que le impiden al lago el acercamiento a las zonas residenciales.

Lo que antes fue terreno fértil, hoy es agua contaminada

En ese sentido, varias de las zonas que en su momento se encontraron a las riberas del lago, ahora se encuentran debajo de él. Un gran ejemplo de ello es el sector agrícola La Cuadra, que se ubica en el municipio Libertador del estado Aragua.

Por toda la autopista Los Aviadores que conecta a la ciudad de Maracay con Palo Negro y otros sectores de Libertador, puede verse del lado derecho grandes extensiones de camburales y platanales y más al fondo se puede observar cómo ha entrado el lago de a poco en esas plantaciones.

En un trabajo de campo, el equipo reporteril de elsiglo incursionó en el terroso camino, en búsqueda de alguna voz resonante que diera una versión completa sobre lo que ocurre en dichos sembradíos.

Los camburales son azotados por la delincuencia

Siembras de ambos lados de cambures o caraotas es lo que adorna el lugar, al fundo el lago imponente, inquietante y amenazante; y al final del camino una beneficiadora de pollos, que sigue sobreviviendo por obra de los trabajadores, quienes se han resistido a ser “tragados” por el monstruo de boras.

“Ahí se murió uno en estos días, se lo tragó el lago porque dizque estaba pescando”, comentó Roberto Ramos, uno de los trabajadores del lugar, momentos antes de explicar que desde que era bastante joven ha sabido que las personas pescan en el lago para comer.

Ramos, quien es el encargado de cuidar que la planta no sea alcanzada por el agua, explicó que cada cierto tiempo hay que hacerle un trabajo a la tierra para colocarla más alta, para que el agua no alcance la pollera.

El lago se traga tierras productivas

“Aquí le echamos relleno, eso que tú ves ahí es puro relleno” dijo Ramos mientras señalaba las grandes arrumas de tierra que yacían en las orillas del lago, y justo al lado de la entrada de la empresa de pollos.

Vale acotar que la crecida del lago por supuesto también depende de la cantidad de lluvia que caiga durante el tiempo de invierno, así que en este invierno que parece no haberlo sido, pues casi no ha llovido, el lago ha mantenido su nivel.

Según lo explicó el trabajador Roberto Ramos, “las lluvias del año pasado verdaderamente colmaron esto de agua, incluso nosotros mismos somos los que hemos ido acomodando la calle, porque esto era angostico”, haciendo referencia a la vía que conduce desde la autopista hasta la pollera.

“LA CANDELA MATA TODO”

Casi en la entrada de la empresa y sumergida en el lago se encontraba una mujer pescando, su nombre es Mariela Sierra y con cierta frecuencia va a las orillas del lago con su esposo a pescar algunos bagres.

A pesar de la contaminación que pueda representar el hecho de pescar bagres allí para el consumo humano, son muchas las personas que movidas por la falta de dinero para comprar pescado, pollo o carne en sitios comerciales, van de pesca al lago para obtener la comida diaria, y quizás otros lo utilizarán para la venta.

Los controles del Estado en cuanto al consumo de los peces del lago, han sido férreos durante mucho tiempo, sin embargo, son muchas las personas que se acercan hasta las orillas del lago para hacer su pesca diaria. “Cuando es tiempo de invierno que llueve y se alborotan los peces, aquí puedes llegar a ver hasta cien personas”, declaró Ramos.

Un anzuelo improvisado y algunas lombricillas son suficientes para que los pescadores obtengan hasta cien o más pescados en unas tres horas, al menos así lo explicó Mariela Sierra, apuntando también “él (su esposo) si agarra más, ese se lleva hasta ciento diez, ciento veinte pescaditos”.

La fauna del lago representa un verdadero peligro

“La candela mata todo” fue lo que argumentó Roberto Ramos ante la peligrosidad que se desprende del hecho de comer pescados de agua contaminada.

Los bagrecillos pueden alcanzar una longitud entre quince y veinte centímetros, así que en unas dos o tres horas que permanezcan pescando es más que suficiente, al menos así lo aseguró Mariela Sierra.

En algún momento, muchas voces denunciaron la situación del lago y la pesca clandestina que se realizaba para luego llevar los pescados a la venta, sin embargo, poca atención ha recibido ese tipo de denuncias, así que la práctica se ha incrementado mucho más en esta situación de entera crisis económica y alimenticia en el país.

Expuestos a que puedan ser atacados por algún otro animal salvaje que habita en el lago, los pescadores clandestinos se sumergen en las aguas del lago que aún cubren las boras, logrando avistar a los caimanes que se adentran en las profundidades.

“Ese no viene para acá” fue la frase que logró decir el esposo de Mariela cuando fue avisado sobre la presencia cercana de un caimán muy cerca de donde él se encontraba.

PÉRDIDA DE SIEMBRAS

El lago se va abriendo paso por todos los terrenos agrícolas del sector La Cuadra, llevándose consigo las diferentes plantaciones que los campesinos con tanto sacrificio logran sembrar.
“Mira para allá, yo tenía quince hectáreas de terreno, y todo eso lo sembraba según la zafra, pero el lago se ha ido comiendo todo eso, ya de esas quince van apenas ocho hectáreas más o menos”, comentó Cándido Martínez, propietario de un terreno arado para la siembra de caraota.

De la misma manera explicó que anteriormente existía una Asociación de Productores en el que todos los propietarios del lugar se ponían de acuerdo para hacerle mejoras a los terrenos, sin embargo, eso ya no existe, por lo que ahora son terrenos en abandono prácticamente.

En cuanto a la delincuencia, el señor Martínez destacó, “esos que vienen para acá y que para pescar son puros bichos raros, y se meten en los sembradíos, se roban las cosas, los cambures, todo”.

No solamente es el hecho de las personas que llegan en búsqueda de alimento para sus casas, sino también aquellos que de manera armada arremeten contra los agricultores, robando y amedrentando personas.

“Hace no mucho tiempo llegó un grupo comando a la finca de al frente y se metieron, lo robaron y lo golpearon, eran como veinte tipos”, comentó Martínez, al tiempo que narró la historia de cómo se metieron en su finca y arremetieron contra uno de sus trabajadores.

“A él le rompieron una pierna, le reventaron el fémur y quedó incapacitado, pero al menos no le quitaron la vida gracias a Dios, aunque estuvieron a punto porque le dieron un tiro”, fue parte de lo que comentó Martínez.

De la misma manera expresó que el Gobierno no les ayuda en nada sobre el mantenimiento de las maquinarias para poder trabajar, así que básicamente lo que consiguen de las ventas de la siembra, lo utilizan para la compra de repuestos de las maquinarias y otras cosas.

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“Yo tengo tres tractores, y el único que tengo para poder trabajar es este que estoy usando que es realmente para la cosecha, pero es el que sirve. Los otros dos los tengo dañados”, sentenció Martínez.

Por su parte, explicó que el año pasado con las incesantes lluvias perdió más de mil metros de producción, “pero esto aquí es la ley del embudo, uno nunca gana”.

Finalmente, Martínez con su par de tractores guardados porque los repuestos son muy costosos, pidió al Gobierno que metiera un poco la mano en cuanto al padecimiento de los agricultores allí, pues al menos él se está preparando para sembrar caraotas en la brevedad posible.

Los terrenos agrícolas de La Cuarta están en completo abandono, a pesar de que los agricultores siguen en pie de lucha, intentando salvar los terrenos de los cuales comen no sólo ellos, sino también un porcentaje importante de la población en general.

ANDRESSA GARCÍA | elsiglo
fotos | JOSÉ RAMÓN GONZÁLEZ