«¡Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado!» ¿Tendrá razón Friedrich Nietzsche?

Uno de los filósofos más importantes y controversiales de todos los tiempos, dedicó su vida a criticar enormemente la religión. Su visión sobre la vida y su manera de escribir sus ideales lo convirtieron en una de las figuras más polémicas del mundo.

Nietzsche

¿Qué pensaba Nietzsche sobre la religión?

Nietzsche no se caracterizaba por ser una persona religiosa, de hecho estaba completamente en contra del cristianismo y hablaba frecuentemente de su desprecio en sus libros. En “El anticristo” (1888) cita “En todo el Nuevo Testamento, hay solo una persona que vale la pena respetar: Pilato, el emperador romano”.

Su aversión en contra de la religión, parte de la creencia en la que la religión cristiana nace de la cobardía del pueblo en el imperio romano, llamó a esta tendencia “Sklavenmoral”, una actitud pasiva y victimizada que adoptaban todos aquellos que temían luchar por sus sueños.

 

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Nietszche insiste en que es una religión que opaca la valentía y busca crear personas pasivas y sin sueños. En lugar de utilizar los deseos –la envidia- como inspiración, el cristianismo la condena como un pecado. El pensamiento de Nietzsche está muy fuera de lo convencional y metafóricamente choca con muchos de los preceptos religiosos.

Una de las ideas más particulares era su respeto a la envidia, en lugar de verla como un sentimiento negativo, decía que debía servir de impulso, de inspiración. Solo al aceptar de forma libre todas las emociones, será posible que el individuo se convierta en lo que él llamaba un “Übermensch” o Superhombre, una figura tan completa que no necesitaría de la presencia o la ayuda de un Dios.

¿Una religión “para cobardes”?

En el pensamiento de Nietzsche, la vida debía vivirse aprovechando al máximo todo tipo de placeres. Lo que más criticaba del cristianismo, era la forma en la que el no conseguir lo que se desea -bien sea por ineptitud o falta de sacrificio- era considerado una virtud. Por ejemplo:

La falta de sexo es relacionada con la pureza, la debilidad con bondad, la sumisión como obediencia, y no ser capaz de vengarse era visto como el perdón.

Nietszche tenía una visión muy particular de la vida, su filosofía promulgaba el disfrute y la satisfacción de todo tipo de deseos. Así como la búsqueda de los sueños sin importar nada más que la meta. Solía decir “Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes” esto acentúa su visión sobre el mundo y cómo las religiones opacan este propósito.

Nietzsche, si bien criticaba a las religiones y no seguía ninguna, mantenía la creencia de que eran necesarias para las personas que buscaban llenar un “vacío” en su vida, pero él consideraba que habían formas más inteligentes de llenarlo, por ejemplo: arte, cultura, filosofía.

¿Qué quería decir con “Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado”?

“Dios ha muerto y nosotros lo hemos matado” es quizás la frase más reconocida del filósofo, muchas veces ha sido malinterpretada como un acto de celebración, pero resulta ser todo lo contrario. Su pensamiento tiene múltiples interpretaciones, Nietzsche, comienza la frase preguntando:

“¿No oísteis hablar de aquel loco que en pleno día corría por la plaza pública con una linterna encendida, gritando sin cesar: «¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!». Esto hace referencia a una pregunta que se hizo después¿Dónde está Dios?”.

Con esta frase, el filósofo critica a las sociedades religiosas que presumen vivir bajo las enseñanzas de un Dios al que un humano mató y recalca el pensamiento al decir que las iglesias no son más que templos funerarios en los que los humanos veneran a la figura de la deidad.

Pero, Martin Heidegger hizo un análisis sobre la frase y dio otro punto de vista diciendo:

“Los nombres Dios y dios cristiano se usan en el pensamiento de Nietzsche para designar al mundo suprasensible en general, Dios es el nombre para el ámbito de los ideales”.

Así que quizás, lo que Nietzsche quería decir con la frase, era que el mundo había matado sus propios ideales y que vivían con el cadáver de una filosofía rota que dicen practicar, pero que no siguen sus enseñanzas.

Fuente:  Culturizando