Aguacatal II sumergida en las entrañas del Lago

Es impresionante ver cómo el Lago Los Tacarigua que colinda con los estados Aragua y Carabobo, ha ido retomando su cauce, llevándose a su paso toda construcción levantada por la mano del hombre.

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lago
Los vecinos improvisan puentes de bloques para poder atravesar de una acera a la otra

A través del tiempo ha sido conocida la historia de dicha cuenca endorreica, la cual en los años 1950 resultaba ser un atractivo turístico importante para la ciudad; sin embargo, con el tiempo fue creciendo el índice poblacional, causando que el lago “se recogiera”, factura que se está cobrando en la actualidad.

La zona sur del estado Aragua se ha visto seriamente afectada por los embates de la crecida del lago, lo que ha dejado como consecuencia el desalojo de un sinnúmero de familias que han salido despavoridos huyendo del agua que cada vez que llovía inundaba sus viviendas.

A pesar de que muchos se reubicaron en otras zonas del estado, quizás gracias a la ayuda que en su momento recibieron por parte del gobierno, o bien porque por iniciativa propia decidieron irse, todavía existen zonas a las riberas del río, cuyos habitantes siguen aferrados a sus casas, sin posibilidad ninguna de salir de allí.

De esa manera han desaparecido barrios enteros. En el caso específico de Aguacatal II, han sido muchas las familias que han abandonado sus viviendas, quedando estas en completa ruina, aunque no ha sido así en todos los casos, pues un total de 7 viviendas siguen estando habitadas.

La señora Digna Cadenas, habitante de una de las casas de la calle Los Jardines de Aguacatal II, destacó que tiene aproximadamente un año viviendo en condiciones infrahumanas en ese lugar, después de aclarar que ella es una de los miembros fundadores de esa localidad, pues tiene un aproximado de 24 años viviendo allí.

“Yo llegué aquí en los noventa, soy casi fundadora de esto aquí, lo que pasa es que después el lago se fue metiendo y tuve que salir de aquí y volví”, comentó Cadenas en alusión a la grave inundación que vivió el sector durante el período de lluvias del pasado año, en el que la afluencia de agua en las calles alcanzó niveles alarmantes.

Cuando ocurrió ese episodio, según los testimonios ofrecidos por la señora Cadenas, las aguas sobrepasaban el nivel de la acera, y de hecho ellos debían caminar por el lugar como si estuvieran nadando. A raíz de esa experiencia fueron obligados a salir de allí, sin embargo, por falta de soluciones habitacionales, se vieron en la necesidad de regresar a su lugar de origen, cuando la inundación cesó y las calles se secaron.

Ella misma explicó que viven en esa casa porque no tiene un lugar para donde mudarse, así que hizo un llamado a las autoridades, al gobernador del estado, así como también al Presidente de la República para que reubique a las familias que aún quedan allí padeciendo esas penurias.

Su casa es un claro ejemplo de como la humedad se come las construcciones de una manera impresionante. Las ruinas se notan, la tristeza abunda y los olores cada vez son más repulsivos, debido al estancamiento de las aguas, cuyas consecuencias terminan siendo catastróficas no solamente para las construcciones, sino también para las personas que habitan allí.

Según su propio testimonio, en esa decaída vivienda también habitan tres menores de edad que son sus nietos, así que ella siente bastante preocupación, porque ya a los niños les han salido cosas en la piel, ronchas, viven enfermos, con gripe y otras cosas raras por esas aguas así.

Al preguntarle la razón por la que aún sigue en el lugar y no ha buscado la manera de salir de allí, respondió que en definitiva es porque en ningún sitio la reciben con sus hijos y sus nietos, y por ende no tiene para donde irse, así que se ve obligada a permanecer allí a como dé lugar.

La casa de la señora Digna Cadenas queda ubicada en la intersección entre las calles Los Jardines y Principal, cuya esquina es perennemente un estanque de agua, por el cual se hace imposible el tránsito con vehículos y personas por supuesto. La calle principal de Aguacatal es lo más parecido a la ribera de un río y no a una calle principal, pues la maleza, el lodo, el agua y el monte elevado es lo que predomina.

Cadenas ratificó el llamado al gobernador del estado Rodolfo Marco Torres, así como también a las autoridades competentes a que estudien el sector, visiten esa zona y se enteren de las condiciones casi inhumanas en que se vive allí, para que finalmente den respuestas habitacionales a las personas que aún están en ese lugar.

“No nos hemos ido de aquí porque nadie nos ha dado respuestas sobre alguna solución habitacional y verdaderamente no tenemos para donde irnos”, sentenció Cadenas, en compañía de sus nietas y en un escenario poco agradable en el que también podía escucharse el sonido del agua del lago.

A pesar de la descripción de esas calles, cuesta creer que el estado de la calle Paraíso de la misma comunidad, es lo más alejado a su nombre, pues justamente es allí donde se forma una especie de río cada vez que llueve.

En la calle Paraíso para poder atravesar de una acera a la de al frente, es necesario caminar por encima de bloques que están dispuestos en el lugar con esa intención. Al mejor estilo de la vida en la selva, los pocos habitantes que quedan en esas casas, solamente están allí por la sencilla razón que no tienen para donde irse.

El equipo reporteril de elsiglo tuvo que atravesar la avenida de la misma manera que lo hacen sus habitantes, para poder conversar con Carlos Pérez, quien además nos mostró el interior de la vivienda que comparte con tres familias más.

Pérez de 23 años, comentó que tiene toda su vida viviendo allí, por lo que ha visto cómo se ha levantado ese sector y a su vez cómo se ha sumido en el abandono, al tiempo que el lago consume las construcciones hasta un tiempo urbanas, hoy rurales.

La vivienda familiar de Carlos Pérez está al otro lado de la acera y a la mitad de la angosta calle. Como sacado de una escena literaria, en las “casas muertas” de la calle Paraíso resuenan los ecos de la soledad y la desidia, al ritmo del golpeteo inclemente del lago en las paredes.

El patio trasero de las casas se adorna con boras y demás plantas acuáticas, y la vista es infinita, se confunde el horizonte entre el cielo y el lago, cuya agua puede ser tocada con las manos si sólo se saca una de ellas por la ventana. Como el único sostén del agua es la pared de la casa de Carlos y el resto de la hilera de casas de esa cuadra, todas ellas tienen graves problemas de filtración y humedad.

“Ahorita está seco porque cuando llueve esto se inunda completo, el agua llega a la mitad de la pared y los animales se apoderan de la calle”, comentó el joven, de la misma manera que explicó a qué se refería exactamente cuando habla de animales que invaden la calle.

Caimanes y culebras de agua es alguna de la fauna popular en el lugar, es posible ver un babo cruzando la calle Paraíso cuando llega el invierno, lo cual representa un grave peligro para los niños que habitan el sector.

Vale acotar que la calle Paraíso llegó a convertirse en algún momento en el hábitat natural de animales salvajes y de maleza que sobrepasaba la mitad de las casas, así que para poder acceder a sus aposentos, los habitantes debían convertirse en verdaderos “tarzanes”, según lo indicó Pérez.

Finalmente entre los pocos vecinos se pusieron de acuerdo para acabar con ese problema y limpiaron todo el camino, sin embargo, esta tarea realmente era menester del gobierno regional hacerlo, según lo destacó Pérez.

“Eso es mentira que el Gobierno se encarga de eso, ellos la última vez que vinieron para acá fue cuando hubo las últimas elecciones, porque les interesaba los votos, porque por más nada“, indicó Pérez cuando fue indagado sobre las denuncias que han hecho al respecto.

Es por eso que se unió al llamado hecho por la señora Cadenas al gobernador del estado, para que insista en proponer alguna solución para acabar con los problemas causados por el lago en Aguacatal II.

Al lado de la casa de Carlos vive Yenmixon Crespo, quien confesó que su familia se encuentra en la vivienda de al lado, porque la de él está constantemente empozada, debido a que, como en el caso de Carlos, el agua del lago choca con la pared de la construcción.

El cuarto donde vive Yenmixon no es para nada común, pues donde debería estar una cama simplemente hay huecos que se han hecho por efecto del agua. No solamente la humedad se percibe en las paredes, sino también en el piso de la vivienda que se socava por la misma acción persistente del líquido contaminado.

Lo que antes era una cocina, en la actualidad es simplemente un cuarto vacío de implementos de cocina, pero lleno de escombros y de agua. “Aquí se cocinaba, ahora mira como está eso, el techo ni sirve, por ese hueco que tu ves en el techo se llena toda la casa de agua cada vez que llueve”, explicó Crespo.

De la misma manera, el último de los encuestados comentó que hace aproximadamente un año el Gobierno les prometió que los reubicarían en otro lugar, porque verdaderamente las condiciones en que viven en ese lugar son bastante precarias, pero hasta la fecha no han recibido más respuestas.

“Desde que hicieron ese muro supuestamente de forma provisional dijeron que se acabaría el problema de la humedad, porque eso iba a contener toda el agua, pero como ya estás viendo eso no fue así“, destacó Crespo en compañía de Carlos Pérez.

Es claro que ningún ser humano merece vivir en esas condiciones, porque según lo destaca la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 en su artículo 82, “toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura, cómoda, higiénica, con servicios básicos esenciales que incluyan que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias”.

Cada gota de lluvia que cae y cada centímetro que avanza el lago Los Tacarigua, es un minuto menos de vida y de salud para los habitantes de Aguacatal II y los demás sectores, generalmente de escasos recursos que habitan las riberas del lago.

 

ANDRESSA GARCÍA | elsiglo
fotos | JOSÉ RAMÓN GONZÁLEZ