Un ciudadano que respondía al nombre de Luis David Araujo murió en un accidente de tránsito ocurrido en la avenida Bolívar, en la ciudad de Maracay, municipio Girardot.
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Se informó que el hombre trató de cruzar la referida arteria vial y de pronto lo embistió un vehículo, cuyo conductor se dio a la fuga.
El percance vial está bajo averiguación de los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, y el cadáver como tal fue trasladado a la Morgue de Caña de Azúcar para la autopsia de ley.
Por su parte, los familiares no ofrecieron declaraciones a los periodistas, alegando que la persona era un cristiano evangélico y las muertes en tales circunstancias, producto de la acción del hombre, no se ventilaban en los medios de comunicación social.
“Lo que le pasó a Araujo será tomado por la palabra de Dios y a través de su prédica se encargará de suministrar justicia”, dijo el padre, quien no quiso identificarse ante los periodistas.
LA BALEARON EN MARIARA
Mientras que en la Emergencia del Hospital Central de Maracay falleció una ciudadana que resultó herida en la población de Mariara, estado Carabobo.
Se dijo que Albis Arney Flores se encontraba en las inmediaciones de su residencia, cuando sorpresivamente se presentaron unos desconocidos y la balearon por causas que podrían orientarse a una venganza.
También se sospecha de un posible acto de resistencia al robo, y corresponde a los funcionarios del Eje de Homicidios de Mariara investigar las circunstancias del caso, con la intención de identificar a los culpables.
LO ENCONTRARON MUERTO
Por otro lado, funcionarios de la Subdelegación de Mariara abrieron un expediente en relación a la muerte de una persona en esa jurisdicción, identificada como Johan Alfonso Hermoso.
Al parecer, el individuo fue encontrado muerto en su residencia, y las causas se desconocen oficialmente. Del caso se maneja un presunto suicidio. Sin embargo, no hay nada claro. Los familiares no comparecieron en las primeras horas de la mañana de ayer a la Morgue de Caña de Azúcar para las averiguaciones de rigor.
LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
