La Tierra es una pequeña mancha en un mar, extraño y espectacular. Desde los criovolcanes de Tritón hasta los lagos de Titán, estas increíbles ocurrencias nos muestran que no hay que ir muy lejos en el universo para sorprenderse
Penachos de Encélado
Imagina una gran columna de agua y partículas de hielo que se disparan cientos de kilómetros sobre tu cabeza, ahora un centenar de estas apagándose al mismo tiempo. Eso es lo que el orbitador Cassini encontró en la región polar sur de Encélado en 2005. La pequeña luna de Saturno debería estar inactiva y muerta. Pero, en cambio, los chorros criovolcánicos arrojan agua desde las fisuras parecidas a rayas de tigres al espacio, proporcionando el material para uno de los anillos exteriores de Saturno.
Los lagos de Titán
Un río serpentea a través de las dunas hacia las orillas de un lago liso y transparente. A medida que las nubes ruedan y los truenos retumban, comienza a llover… La superficie de Titán, la luna más grande de Saturno, es extrañamente similar a la Tierra.
La Gran Mancha Roja, la tormenta perpetua de Júpiter
La gigantesca tormenta en el hemisferio sur de Júpiter se ha extendido por siglos. Los astrónomos la observaron en 1830, y posiblemente ya en 1665. Lo suficientemente grande como para tragarse la Tierra y tener espacio para más, la Gran Mancha Roja es un remolino colosal con vientos que alcanzan un pico de más de 400 millas por hora. Alimentado por bandas turbulentas de nubes de amoníaco que giran alrededor del planeta en ambas direcciones.
El océano escondido de Europa
La superficie de Europa, el sexto satélite natural de Júpiter, está liso y muerto. Pero es una luna con un secreto, o al menos así lo esperan los científicos.