David Concepción: Un apasionado del béisbol

David Concepción es considerado el mejor deportista que ha dado el estado Aragua en su historia, así lo apoyan sus logros individuales y colectivos dentro del terreno de juego.
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Capitán de la famosa “Maquinaria Roja” de los Rojos de Cincinnati de la década de los años 70, superando en dicha responsabilidad a grandes nombres como el de Pete Rose, Jhonny Bench, Joe Morgan, todos miembros del Salón de la Fama de Cooperstown. También brilló con los entonces nacientes Tigres de Aragua, a quienes condujo a la obtención de sus primeros tres campeonatos en la liga.

“El Rey David” como es conocido en el mundo del béisbol, nació el 17 de junio de 1948 en Ocumare de la Costa. A los seis años se mudó junto a su familia a Maracay, a una vivienda ubicada en la avenida Constitución, (La Línea llamada en aquel entonces), muy cerca del estadio que hoy lleva por nombre Julio Bracho.

“Estudié en la escuela Felipe Guevara Rojas, luego en el Agustín Codazzi, por lo que estaba prácticamente obligado a pasar, o por la orilla del estadio, o recortar camino entrando por una puerta que estaba en el center field y salir por la otra que estaba por el lado del home.

Cuando había una partida interesante muchas veces me quedaba (jugando) o de regreso y mi papá me tenía que ir a buscar porque como habían dos turnos (de clases) y no llegaba a la casa, él pensaba que estaba en el colegio y resultaba que estaba era jugando pelota”, rememora Concepción acerca de sus inicios en el béisbol.

“Creo que eso, gracias a la mudanza cerca del estadio que se llamaba José Pérez Colmenares, fue que aprendí a dominar el juego. Jugué béisbol, fútbol, después empecé en el básquetbol ya un poquito más adulto, como a los 15 años. Fui selección nacional y campeón nacional (de baloncesto) en la categoría juvenil. Fui sexto hombre del famoso equipo de Aragua que quedó campeón”, recordó.

También representó a la entidad en torneos nacionales de béisbol y fue así como logró firmar con los Rojos de Cincinnati, gracias a que el scout Wilfredo Calviño se encontraba observando el campeonato en Caracas.

“Había intentado firmar con varios equipos, pero no se concretó nada, Calviño me vio, me firmó, no me dieron nada de bono, me regalaron un par de zapatos y un guante. Yo lo que le dije fue que no había problema, que solo me diera la oportunidad de jugar profesional. Calviño era también el mçanager de los Tigres (en 1967) y cuando empezó la temporada me dio la oportunidad de ser el segunda base regular del equipo”, comentó Concepción.

David Concepción confesó que poco se le daban los estudios, pues su deseo era ser un deportista profesional, por lo que el destino y el béisbol le “robaron” una posible estrella al baloncesto.

“En el año 67 no había baloncesto profesional (en Venezuela), la Liga Especial nació en 1971, pero de haber habido baloncesto profesional habría firmado con algún equipo porque ya estaban perdiendo las esperanzas de ser beisbolista. Fui a varios try outs, me vieron scouts, pero ninguno se atrevió a firmarme”, dijo.

Su debut en Grandes Ligas ocurrió en la temporada de 1970, solo estuvo dos campañas en ligas menores, pero fueron dos años duros por los bajos salarios que se cobran en esas categorías, aunado a la baja cantidad de peloteros latinos que en esa época hacían carrera en los Estados Unidos.

“Las necesidades van contigo. Si te gusta hacer algo, que en mi caso era jugar pelota, algunas veces pasas trabajo, pero no lo notas. Pasé hambre porque no me alcanzaba el sueldo, tenía que caminar del hotel al estadio porque no tenía para agarrar el autobús, menos para pensar en alquilar un carro. En doble A fue igual, caminábamos tres o cuatro peloteros unos seis kilómetros para llegar al estadio, pero cuando tienes 19 años y estas en forma eso no es nada.

Como vivíamos en un hotel no podíamos cocinar, íbamos a una cafetería que no era muy cara, pero como ganábamos poco comíamos una vez al día. El idioma era bastante difícil, medio me defendía, pero yo hablaba era con el guante y con el bate. Si en un juego bateas de 4-4 y te quieren entrevistar, buscarán hasta en intérprete de mudos para comunicarse contigo. El béisbol no tiene idioma”, expresó.

Concepción llegó al campo de entrenamiento de los escarlatas en calidad de invitado. El conjunto tenía otros cinco candidatos para custodiar la posición seis y lo menos que pensó el aragüeño era que iba a terminar siendo el elegido por Sparky Anderson para cubrir el puesto.

“Yo no pensé que iba a hacer el equipo. Habían otros, pero los cambiaron. Le agradezco mucho a Sparky por darme la oportunidad, pero no pensé que iba a estar en el line up del primer día, pero me fue fatal, me fui de 4-0 con dos ponches y además hice un error. Mi primer hit lo di en el tercer encuentro (doble ante Fred Norman)”, dijo.

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APASIONADO POR EL BÉISBOL

Concepción al igual que muchos peloteros de su era, terminaban la temporada de Grandes Ligas e inmediatamente se reportaban a sus divisas en Venezuela. No hay fatiga extrema, limitaciones, planes de trabajo especial, minicampamentos, u otras razones para impedir que se uniformaran en Venezuela. Al concluir las 19 campañas en Estados Unidos, nunca dejo de reportarse a los Tigres de Aragua, donde militó por 23 zafras.

“El béisbol es mi pasión. Eran las ganas de jugar, yo dejé los estudios para jugar pelota. Eso no me cansaba. Agarraba 600 turnos en Grandes Ligas y después venía para acá. Algunos dicen: ‘Concepción no bateó más en Grandes Ligas porque jugó mucho en Venezuela’, pero yo no creo eso. Creo que había muy buenos lanzadores en mi época.

El béisbol es mi pasión, hace pocos días llegué a Venezuela y al día siguiente me puse mi uniforme de softbol y me fui para mi juego de mi equipo (Los Amigos) a dirigir tranquilito sentado en el dogout, no salí al terreno porque me estoy recuperando de una operación, pero hasta allí llega mi pasión por el béisbol”, añadió.

25 AÑOS LEJOS DE LA PELOTA

En su última temporada con los bengalíes (89-90), “El Rey David” fue designado como mánager-jugador. Sin embargo los resultados no fueron los mejores y terminaron en la última casilla de la tabla de posiciones con récord de 20-40 y no fue contratado para el torneo siguiente, lo que le causó un profundo dolor y decidió separarse por completo de la pelota.

“No me fue bien ese año, quedamos eliminados y el equipo no me dio la oportunidad de regresar así que me olvidé del béisbol. Yo quería ser era mçanager de los Tigres, no me provocaba otra cosa. Me ofrecieron dirigir al Pastora de Los Llanos, pero Acarigua era muy lejos para mí y en los Estados Unidos a lo que me retiré allá me vine para Venezuela y no volví. Me olvidé del béisbol por 25 años hasta hace tres que me ofrecieron ser el vicepresidente de los Tigres. Me dediqué a mi finca, a la ganadería, a sembrar maíz, ají dulce, todavía lo hago aunque no tanto como antes” refirió.

SUEÑA CON EL SALÓN DE LA FAMA

Concepción fue uno de los peloteros más importantes de su época. Fue seleccionado nueve veces al Juego de Estrellas (Más Valioso de la edición de 1982), coleccionó cinco Guantes de Oro, dos Bates de Plata y ganó par de anillos de Serie Mundial. Coleccionó 2326 imparables, vio acción en 2488 encuentros en las mayores, entre otros logros.

Méritos suficientes para ser considerado como elegible al Salón de Fama. Se mantuvo 15 años en las papeletas sin obtener el 75% de los votos requeridos para ingresar al Templo de los Inmortales. A través del Comité de Veteranos también se le ha hecho esquiva su exaltación, pero aún tiene sus esperanzas de tener su placa en Cooperstown en la elección del Comité de Veteranos dentro de cuatro años.

ADONIBAL CARRASCO| elsiglo