La Navidad es una de las épocas del año que más expectativas trae para la mayoría de las personas. Por razones religiosas o comerciales, son días en los que las disposiciones se concentran en disfrutar, en ser abundantes, más aún con los seres queridos, siendo la familia el centro de todos los buenos deseos.
¿Pero qué hacer cuando no es posible, cuando lo material y hasta quienes amamos no están?
“Lo primero es reconocer la frustración porque, si no, la angustia, el malestar puede afectar la dinámica familiar”, dice sin dudar Oscar Misle psicopedagogo y orientador familiar. “Hay que reconocer que no estamos en las mismas condiciones que en los otros años, hay un momento distinto, diferente, en el que no vamos a poder tener lo que en otros años tuvimos, o disfrutar lo que en otros años disfrutamos”.
Pese a eso, lo que sí resalta es que hay celebrar esta época de fin de año, y no solo por razones religiosas sino ampliamente existenciales. “Hay que buscar formas distintas, dinámicas diversas para poder pasarla juntos, pasarla bien y celebrar la Navidad”.
Dar a los que realmente no tienen
“Estamos llamados a abrir nuestro corazón y nuestras manos, porque somos pasajeros por este mundo, estamos de tránsito, y lo bueno de la vida es pasar por ella haciendo todo el bien y dejando amigos”, menciona el padre John González, párroco de la parroquia San Miguel Febres Cordero, en Mérida y capellán de la policía estadal.
Para él, eso es posible lograrlo en medio de las vicisitudes, confirmándolo en la reunión familiar, cuando cada uno dice qué puede aportar para bendecir este diciembre. “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, esta es la esperanza de un pueblo que resiste y lucha contra toda desesperanza”, asegura.
Y es que “encontramos en el rostro del venezolano que todavía tiene alegría, esperanza y fe en el Niño Jesús bendito, que nacerá en el corazón de cada uno”.
Fuente:ElUniversal