Bill Gates invertir 80 millones de dólares en ciudad inteligente

Las Smart Cities o ciudades inteligentes vuelven a estar de plena actualidad. Bill Gates lo sabe, y quizá por ello ha decidido invertir 80 millones de dólares en la creación de una de estas metrópolis.
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Uno de los principales planteamientos de estas nuevas urbes es optimizar los beneficios que aportan los nuevos medios que actualmente tenemos a nuestro alcance para, entre otras cosas, crear unas ciudades más sostenibles, reducir las emisiones de CO2, utilizar medios de transporte eléctricos, priorizar el transito de los transportes públicos frente a coches individuales, generar luz a partir de las nuevas energías renovales y disminuir el consumo energético. Medidas que sin duda ayudarán a preservar el medio ambiente.

Según datos de la ONU, en el año 2050 el 67% de la población mundial vivirá en ciudades. El propósito es intentar cambiar el modelo imperante desde el nacimiento de la industrialización y apostar por la sostenibilidad y la normalización de la tecnología.
En el futuro lo ideal sería conseguir la creación de gobiernos implicados en esta transformación, que apuesten por la participación ciudadana, llevando a cabo procesos administrativos transparentes.
Con la ayuda de los nuevos dispositivos tecnológicos, como los smartphones, se posibilitará que los habitantes de una ciudad sean participes a la hora de monitorizar los servicios públicos; aportando ideas para posibles mejoras y denunciando las carencias y problemas que puedan existir.
¿Quién apostará por las Smart Cities?
El proyecto estará liderado por la firma de inversión, Belmont Partners, perteneciente a Gates. Para ponerlo en marcha se han comprado más de 10.000 hectáreas en el desierto de Arizona.
En un comunicado la compañía especificó su intención de instaurar una “infraestructura de comunicaciones que incorpore la tecnología más puntera”. El plan inicial establece la creación de una gran infraestructura digital que permita las comunicaciones de redes de alta velocidad, la creación de nuevas formas de fabricación, así como de modelos de distribución. Además los vehículos que circulen en los centros logísticos serán autónomos.

Todo ello destinado a hacer prosperar a la sociedad y a abrir paso a lo que puede ser la comunidad del futuro.

La ciudad contaría con una población de 160.000 habitantes, y estaría planificada estratégicamente. De los 65 kilómetros cuadrados disponibles, más de 1.500 hectáreas se destinarían al comercio y otras 190 a colegios públicos.
Existen ciudades que ya se han dado cuenta de los beneficios de estos planteamientos, como es el caso de Reino Unido. Los británicos ya han probado la instalación de contadores de la luz que ayudan al ahorro energético.
Estos aparatos analizan el gasto a través de diferentes gráficos que se reflejan en el propio dispositivo. Esto favorece a crear conciencia del uso que hacemos de la energía para ahorrar en la factura.

Estas ideas que parecen nuevas, han preocupado a las sociedad desde la Antigüedad. Ya en el Renacimiento, las teorías de Platón y Aristóteles sobre el funcionamiento ideal de las ciudades empezaron a hacerse realidad.

Se comienza a percibir como un lugar donde se valora la cultura y donde los hombres consiguen vivir de su arte. Además, las plazas recordaban al Ágora Antigua de Atenas, concebido como un centro público en el que debatir cobra de nuevo sentido.
También en el siglo XIX, Howard hablaba de una ciudad social, las ciudades jardín, una urbe prácticamente utópica en la que no tenían cabida las grandes concentraciones de población y se pretendía alcanzar un equilibrio, y respetar en todo momento el medio ambiente.
Fuente: MUY INTERESANTE
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