El domingo pasado en horas de la noche, unos sujetos pertenecientes presuntamente a una banda de delincuentes, vinculados al robo y hurto de vehículos, secuestraron a un ciudadano que presta sus servicios remolcando carros accidentados en la Autopista Regional del Centro, tramo correspondiente a Aragua.
Los sospechosos acudieron al peaje de Las Tejerías, en donde se encontraba Jonathan José Martínez Salazar, operador de una grúa, tipo camión marca Ford, modelo F-350, clase camión, tipo plataforma fija grúa, año 1979, de color blanco, placas A00A35A, solicitándole los servicios de remolcar un automóvil.
De allí se lo llevaron bajo engaño, y resultó ser que el joven no regresó a la casa a dormir, incluso su teléfono aparece apagado.
Ante la misteriosa desaparición, los familiares consignaron la denuncia correspondiente ante las autoridades policiales y militares, responsables de la custodia de la ARC.
Igualmente los grueros se activaron, y este miércoles avistaron el carro circular por la ARC en sentido hacia Valencia.
Seguidamente notificaron del caso a la Guardia Nacional Bolivariana y a la altura del peaje de La Cabrera, los militares atraparon a Arturo Jesús Carvallo Silveira, de 53 años, y Rosángela del Carmen Loaiza Ocaño, quienes conducían la referida unidad.
Horas más tarde se presentó al Destacamento 422, en La Victoria, la señora Adriana Espinosa, identificándose como esposa de Jonathan, señalando que ese vehículo es de su esposo, quien se encuentra desaparecido misteriosamente desde la noche del domingo.
Al parecer, el señor Arturo Carvallo Silveira, detenido, compró el vehículo a través de una oferta engañosa a unas personas y ahora es víctima de una estafa. Tendrá que responder a quién se lo negoció. El caso pasó a manos de la fiscalía 4ta del Ministerio Público.
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Las experticias demostraron que se trata de una estafa. Se alerta a los ciudadanos a estar “mosca” con las ofertas engañosas sobre la venta de automóviles. Deben a acudir a las oficinas del Cicpc, GNB y demás organismos a verificar si ese bien es legal o está “trampeado”.
LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo
