María Gracia es una MasterChef con sabor a papelón

La venezolana María Gracia Sosa le puso sabor a papelón, cilantro, ají dulce, nostalgia y alegría venezolana al concurso MasterChef Uruguay, sazón que sirvió para que triunfara en esa batalla de cocineros noveles en la madrugada del martes pasado.

Imagen referencial

Sosa, doctora de 29 años, se impuso a Luciana Dangelo y se convirtió en la sucesora de Nilson Viazzo y en la primera mujer en ostentar el título de mejor cocinero amateur, otorgado por el certamen en Uruguay, por el que además recibió un premio en efectivo de $ 200.000, un carro y muchos premios más.

Nacida en Valencia, hija única de madre merideña y padre trujillano, criada en Barinas donde estuvo hasta culminar su bachillerato, antes de retornar a Carabobo para estudiar medicina, Maria Gracia decidió hace más de dos años, desviar su bitácora de vuelos hasta Uruguay junto con su novio venezolano.

«Nunca había venido, lo único que sabía era lo poco que se podía leer e investigar, pues quería emigrar a un país donde pudiera laborar en mi carrera y continuar estudiando. Ha sido un lugar maravilloso, pues en un año logré revalidar mi título y poder ejercer mi profesión», confesó quien huyó de la escasez de alimentos, medicinas y el tema inseguridad (fue víctima de un secuestro express) de su país natal.

Ha referido a diversos medios que desde pequeña sintió amor por la cocina, bajo la tutoría de su mamá y sus tías. Desde la distancia, la cachapa, el pabellón y el asado negro, entre otros sabores se hicieron extrañar y aunque tenía noción de cómo prepararlos, las llamadas a su madre sirvieron para afinar la preparación de esas especialidades que tanto recordaba en Uruguay, «pero le fui dando mis toques para hacer mi propia versión de ellos».

Pero si bien se dio libertad creativa, era ineludible recurrir a los sabores del ají dulce, cilantro o papelón, que poco existen en mercados uruguayos.

Leemos en Caraota Digital que un video preparando un cheesecake de queso azul y chocolate, le sirvió para que se le abrieran las primeras puertas de MasterChef. Luego ante las cámaras emplató un involtini de pollo relleno de jamón serrano y queso manchego, acompañado de una salsa de mango junto a un puré de papa y verduras bebes. Posteriormente, ya en el primer capítulo del programa presentó una reinterpretación del Asado Negro.

«Tenía 60 minutos para hacer un plato, y en ese tiempo no podía hacer un asado negro, así que elegí un lomo que únicamente era sellarlo. Esta carne la acompañé de una salsa de papelón con vino tinto y aliños. El papelón fue mi as bajo la manga, porque aquí no se consigue papelón, pero mi mamá acababa de llegar de Venezuela y me lo trajo. Así que lo guardé para la ocasión».

La médico recuerda que el sabor del cilantro es un referente en su infancia, por eso no podía dejarlo atrás, pues además le proporcionó al plato ese acento criollo que deseaba. Durante ese recorrido que culminó con su triunfo, María enseñó a sus tutores como preparar Chips de Plátano Verde, pero también recibió sorpresas que le afianzaron el gentilicio.

El chef Sergio Puglia al momento de una degustación le preguntó si le preocupaba la situación de Venezuela, a lo que respondió: «sí, me duele porque seguimos atados. Tenemos un cordón umbilical que está ahí. Las personas que sufren allá, uno también las sufre», exclamó con voz quebradiza.

A los pocos minutos los chef Lucía Soria y Laurent Lainé felicitaban a la venezolana por su plato, mientras que Puglia visiblemente emocionado y con lágrimas rememoró como su sobrina se enamora de un venezolano y se vino a nuestro país. «Ahora nosotros podemos devolverte lo que el pueblo venezolano hizo por el pueblo uruguayo por tanto tiempo», frase que culminó con un sentido abrazo.
DE SU PROPIA BOCA

«Para mí era como estar en el país de las maravillas o en Disney», dijo recordando su entrada a los estudios uruguayos la venezolana que seguía todas las versiones de MasterChef desde hacía unos siete años.

Su temor a no dar la talla a la hora de presentar delicias típicas uruguayas, desapareció cuando en el reto más localista, su plato fue calificado como el mejor y le ganó su ascenso al balcón. «No pensé en ganar, pero si me enfocaba en cada reto», destacó a www.delsol.uy.

«Soy estresada y me tomo muy en serio todo…y lo que si descubrí en MasterChef es que no soy una piedra, ni de lágrima dura, ahora ya no quiero llorar más (Risas)», enfatizó la fan del rock y el punk que encontró en los fogones un nuevo espacio para las ilusiones.

ALBERTO MARTÍNEZ elsiglo
(Fuentes: www.caraotadigital.net y www.delsol.uy)