Cuando una parte de los vecinos del sector La Coromoto, en la zona oeste de Maracay del municipio Girardot, se disponía a dormir en sus respectivos hogares, un grupo de delincuentes aprovechó el silencio y la oscuridad de la noche para arrojar dos cadáveres envueltos en bolsas plásticas en un basurero improvisado.
El macabro acto se escenificó en la avenida 101 de La Coromoto, cerca de un conocido supermercado de la zona y el edificio Abitare 2000 a eso de las 10:00 de la noche del jueves, según la información facilitada a los periodistas.
Se dijo de manera extraoficial que los hampones se acercaron en un vehículo de carga pesada y silenciosamente bajaron dos bultos y los dejaron abandonados en el basurero. Seguidamente huyeron de la escena como especie de ratas.
Más de uno pensó que se trataba de escombros. Poco después unos menores acudieron a los tráileres de perros calientes pidiendo alimentos y luego se dirigieron a un basurero, observando dos bultos parados.
Uno de ellos le lanzó una patada a unos de los misteriosos sacos y éste se cayó al suelo, rodando luego una cabeza, de una persona de sexo masculino.
Ante semejante escena, el joven, de quien se desconoce su identidad, salió corriendo despavoridamente, gritando «allí hay una cabeza». En medio del revuelo, el testigo se perdió de la zona.
Los gritos desgarradores del muchacho alertaron a los habitantes de la zona y éstos, sin perder tiempo, dieron aviso a los funcionarios de la Base de Homicidios de Maracay y Caña de Azúcar.
Poco después acudieron los expertos levantando los cadáveres, al parecer, desmembrados, y los trasladaron a la Morgue de Caña de Azúcar sin ningún tipo de identificación.
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A través de los estudios de antropología y la autopsia, se determinará la causa de muerte de los jóvenes. Por las circunstancias del caso, las víctimas, aparentemente menores de edad, fueron ajusticiadas en otra zona de la ciudad de Maracay.
Presuntamente el móvil se relaciona con una venganza o ajuste de cuentas. Se espera que sus familiares acudan en las próximas horas a la Morgue de Caña de Azúcar para los interrogatorios de ley y aporten datos físicos de los muchachos para la respectiva identificación.
LUIS ANTONIO QUINTERO | elsiglo